En pleno veranito, hablar de juegos es casi una necesidad.
El último constructor de ciudades romanas para ordenador digno de llamarse así ha sido este juego del 2010, desarrollado por Haemimont Games y publicado por Kalypso. Es la versión internacional y mejorada de un juego de origen español e italiano que salió dividido en tres partes durante los años 2006-2008, bajo el nombre de “Civitas” (I, II y III). No es una novedad, pero sí un clásico digno de cualquier amante de Roma. Tuvo una expansión (Reign of Augustus) pocos meses después y ahora se vende en plataformas digitales la versión “Gold” que une las dos… pero solo en inglés.
El último constructor de ciudades romanas para ordenador digno de llamarse así ha sido este juego del 2010, desarrollado por Haemimont Games y publicado por Kalypso. Es la versión internacional y mejorada de un juego de origen español e italiano que salió dividido en tres partes durante los años 2006-2008, bajo el nombre de “Civitas” (I, II y III). No es una novedad, pero sí un clásico digno de cualquier amante de Roma. Tuvo una expansión (Reign of Augustus) pocos meses después y ahora se vende en plataformas digitales la versión “Gold” que une las dos… pero solo en inglés.
Como todos los juegos semejantes, tiene un
modo campaña y otro libre. Pero en este caso, el modo campaña es mucho más
desarrollado que en otros juegos anteriores. Aquí eres un romano de la época de
las Guerras Civiles del siglo I a.C. y
tienes que ir escogiendo misiones de construcción que te van dando los famosos de
la época, como Cicerón, César, Craso, Pompeyo (Octavio y Marco Antonio en la
campaña de Augusto) y según las vas cumpliendo aumentas de prestigio y puedes
escoger entre otras, hasta llegar a la guerra civil entre César y Pompeyo (o
Marco Antonio y Octavio), donde debes elegir tu bando y enviar tropas suficientes
para vencer al enemigo. Es una campaña mucho más abierta y con más
posibilidades de elección por parte del jugador que en juegos anteriores.
Menú de escoger personaje |
Los
escenarios son variados y abundantes, por todo el imperio, aparte de tener un
tamaño considerable. Por otra parte, hay objetivos secundarios en cada
escenario, que dan diferentes bonus, y también un árbol de tecnologías a
desarrollar, no tanto amplio como el del Civcity Rome, pero decente, y la
posibilidad de ir acumulando dinero de misión en misión mediante la compra de
latifundios.
Pantalla del modo campaña |
Una diferencia clara con otros juegos
anteriores es la presencia de esclavos, que parecía un tema tabú en el mundo de
los juegos de romanos y en Grand Ages: Rome se atreven a tratarlo. Aunque de
manera superficial. Los esclavos se consiguen conquistando pueblos de bárbaros
que hay en el escenario o por comercio y luego se pueden usar como sustitutos
de trabajadores libres en diferentes trabajos.
Pueblo bárbaro inspirado en la aldea de Asterix |
El modo libre permite construir la ciudad de
tus sueños en alguno de los muchos escenarios que ofrece el menú. La construcción
de la ciudad en sí es más sencilla que, por ejemplo, en la saga Caesar. Aquí no
hace falta construir almacenes ni graneros, porque la producción de objetos y
alimentos fluye sola por la ciudad. Solo hay que construir las casas cerca del
ámbito de influencia de un templo o panadería para recibir sus beneficios, pero
la panadería o el herrero, por ejemplo, pueden estar en cualquier lugar para
recibir el grano del campo o el metal de la mina. Se pueden construir mercados,
pero tampoco es necesario mientras haya tiendas esparcidas por la ciudad que
produzcan objetos y alimentos. En definitiva, puedes dedicar más tiempo a la
estética que a la gestión. Es un juego
de micromanejo sencillo. Solo hay que construir casas para crear habitantes que
ocupen los puestos de trabajo cercanos (o usar esclavos). El crimen o las
revueltas se controlan teniendo poco paro y comida suficiente. Apenas hay
derrumbes o incendios y son fáciles de controlar.
Las ciudades dan gusto de lo tranquilas que son |
El interfaz es muy bueno. Nada de
iconos en menús laterales que tapan la escena y te obligan a mover el cursor hacia ellos cada dos por
tres. Basta un clic derecho del ratón y te aparece una rueda con opciones de
construcción a escoger. Muy práctico y bien estudiado.
El interfaz. Todo un ejemplo de menú rápido y nada molesto |
Como ya es clásico en estos juegos, hay tres
clases de ciudadanos: plebe, équites y patricios. Con sus casas, trabajos y
necesidades propias. Nada de innovación en este aspecto. Quizá lo único
diferente es que los équites son necesarios para reclutar legionarios. También es una
gran idea la posibilidad de crear pequeñas ciudades o pueblos en un mismo
escenario, mediante “outposts”, que
permiten el desarrollo de una ciudad a su alrededor.
Foro en día de discursos |
El tema militar parece, en principio, más
desarrollado que juegos anteriores, pero sigue siendo superficial. Puedes crear
diferentes unidades de legionarios y
cohortes auxiliares, con diferentes habilidades y moral, que aumentan su
experiencia con entrenamiento. Aunque este último consiste en pagar dinero. Así
dicho, suena hasta bien. Pero en las batallas y asaltos la táctica se limita a tener
más unidades con experiencia y poner a los arqueros detrás de la infantería para que no los maten pronto.
Luego, todos al lío a dar estopa. Más simple que en Age of Empires.
Las batallas son una montonera |
Los gráficos cumplen y son
acertados, con gusto por el detalle al acercar la cámara. Se echa de menos, en un
juego tan centrado en lo estético, más opciones de decoración y edificios.
Bonito panorama |
En definitiva, es bonito,
vistoso, grande… pero si te va la estrategia es tan sencillote que se vuelve
repetitivo en poco tiempo. A los amantes de la Antigüedad les gustará, pero
el amante de los citybuilders lo considerará un juego menor.
Les dejamos con un vídeo sobre el juego... desgraciadamente en inglés, pero la imagen es lo que cuenta:
No hay comentarios:
Publicar un comentario