Por Israel M. Sánchez
Los autores antiguos sostenían que la muerte, en algunos casos, no suponía el cese de la vida y, por tanto, era necesario seguir algunos rituales para protegerse de los retornantes malévolos. Estos retornantes, no-muertos parecidos en muchas características a los mitos actuales de los vampiros, eran entes que podían reanimarse por cuatro motivos principales.
miércoles, 30 de marzo de 2016
lunes, 21 de marzo de 2016
Piteas, el explorador de Thule
Ahora toca hablar de un
personaje intrépido, aventurero y un poco loco, como todos los
soñadores. Un griego que dio mucho de qué hablar a sus
contemporáneos y temas para muchos artículos a los historiadores
posteriores. Porque tuvo la idea de buscar qué había en los mapas
en los lugares donde se dibujaban dragones y sirenas turgentes.
miércoles, 16 de marzo de 2016
Revistas de historia: marzo de 2016
No es este uno de los meses en el que el quiosco nos ofrece más contenidos de historia antigua, pero lo compensa con el interés de muchos de ellos.
viernes, 11 de marzo de 2016
En las antípodas de Augusto
jueves, 3 de marzo de 2016
Como ganes un premio, te demando
Autor: José-Domingo Rodríguez Martín
Profesor titular de Derecho Romano en la Universidad Complutense de Madrid
– Así que, al enterarme de que él había ganado la carrera del domingo pasado, decidí demandarle. Y aquí estoy, con la demanda– decía, satisfecho, el demandante.
Normalmente, un planteamiento de locos como éste sacaba de sus casillas al Pretor; al público, por el contrario, le encantaba, y hoy también. Pero, sorprendentemente, al Pretor se le veía tranquilo y sonriente, con cierta relajación veraniega. Quizá fueran los festejos de esos días en Roma, o el día soleado que hacía en el Foro; el caso es que escuchaba atentamente al demandante, como si no fuera otro de los casos surrealistas que, cabezonerías del Destino, le acababan cayendo siempre a él.
Profesor titular de Derecho Romano en la Universidad Complutense de Madrid
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Fotograma de la película "Ben Hur" |
– Así que, al enterarme de que él había ganado la carrera del domingo pasado, decidí demandarle. Y aquí estoy, con la demanda– decía, satisfecho, el demandante.
Normalmente, un planteamiento de locos como éste sacaba de sus casillas al Pretor; al público, por el contrario, le encantaba, y hoy también. Pero, sorprendentemente, al Pretor se le veía tranquilo y sonriente, con cierta relajación veraniega. Quizá fueran los festejos de esos días en Roma, o el día soleado que hacía en el Foro; el caso es que escuchaba atentamente al demandante, como si no fuera otro de los casos surrealistas que, cabezonerías del Destino, le acababan cayendo siempre a él.
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