Profesor titular de Derecho Romano en la Universidad Complutense de Madrid
No podía ser, claro. Si es que no podía ser. Da igual que uno esté destinado al fin, aunque sea por unos días, en una ciudad distinta, fuera de Roma, lejos de la locura del Foro. Da igual que haga un sol espléndido y que esta antigua ciudad de Mutina sea una joya del arte etrusco. Y da igual que el Senado haya enviado instrucciones a este municipio para explicarle cómo funciona el nuevo sistema judicial. Da igual todo. Mi triste destino, pensaba el Pretor, es que me toquen a mí siempre los litigios más surrealistas de todo el Imperio.