viernes, 10 de julio de 2020

Licinio Segundo, el adulado




  El romano, sin cargos políticos, que más inscripciones nos ha dejado para la posteridad no es un influyente patricio de la capital, o un rico terrateniente de provincias, ni un pontífice de gran influencia, al contrario, es el simple liberto de un amigo de Trajano. Un liberto al que todo el mundo le hacía la pelota y  erigía estatuas en la Hispania Citerior de comienzos del siglo II.