jueves, 30 de octubre de 2014

Tempus Vesanicum



La ciencia ficción es compatible con el amor por la Antigüedad. Alejandro Carneiro, uno de los fundadores de este blog, lo demuestra en la novela Tempus Vesanicum, cuya lectura os recomendamos desde aquí. Os dejamos el trailer de esta obra gamberra e irreverente para que vayáis abriendo boca.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Espartaco, en realidad


Por Juan Luis Posadas, Universidad Nebrija

Es difícil separar la imagen de Espartaco de la que todos tenemos en mente: a los más mayores un Kirk Douglas arrogante y perfectamente rasurado, una especie de mesías que liberó a los esclavos y los llevó Italia arriba, Italia abajo en busca de la libertad; a los más jóvenes, el protagonista de la serie del mismo nombre, Andy Whitfield, pasándolas canutas en el ludus de Batiato y provocando una escabechina solo para vengarse de la muerte de su mujer tracia a manos de los pérfidos romanos (qué coincidencia, casi igual que el Braveheart de Gibson...). Pero, ¿quién era este Espartaco? ¿De dónde vino, por qué hizo lo que hizo? Este artículo está entresacado de mi libro "La rebelión de Espartaco" (Madrid, Sílex Ediciones, 2012, pp. 62-72).

martes, 14 de octubre de 2014

Revistas de historia: octubre de 2014.



El refugio, casi exclusivo, de la historia antigua este mes se encuentra, una vez más, en Historia National Geografic.

Para comenzar un artículo de nuestro amigo Juan Luis Posadas sobre Agripina la Mayor, un tema que conoce muy bien el autor de Emperatrices y Princesas de Roma. Nieta de Octavio, hija de Agripa y casada con Germánico, el popularísimo sobrino del antipático emperador Tiberio, mantuvo con este una rivalidad sorda que estalló tras la muerte de su marido y el juicio a sus asesinos, que hizo tambalearse el trono.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Fatales aguas fecales

Autor: José-Domingo Rodríguez Martín


Aquella mañana estaba todo el barrio revolucionado, y no era para menos, pues no todos los días podía verse un espectáculo así: por medio de la sucia calle avanzaba, precedido por los imponentes lictores que le abrían paso entre puestos, carros y animales, ¡ni más ni menos que el Pretor!