Aunque la publicidad de las obras de Shakespeare ha hecho que en nuestro acervo cultural actual Quintiliano aparezca como el traidor número uno a Roma, en la mente de los romanos, o al menos de los romanos de la época imperial, no era así. Ese puesto lo ocupaba alguien que actuó sin dudas ni complejos, y que jamás se arrepintió del camino que había tomado: Quintus Labienus. Para el romano medio simplemente: El Traidor.
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Aureo emitido por Quinto Labieno con su retrato en un lado y un caballo parto sin jinete en el otro |