A la hora de explorar y conquistar territorios desconocidos, usando vagas excusas, nadie mejor en la Historia que un gobernador romano. A uno de ellos el Senado le pidió que persiguiera a unos “ladrones” y aprovechó la ocasión para abrirse paso con su ejército hasta el fin del mundo conocido, cruzar el mítico río del Olvido y someter a pueblos bárbaros “de largas cabelleras”.
Contemos su historia.