miércoles, 16 de marzo de 2016

Revistas de historia: marzo de 2016



No es este uno de los meses en el que el quiosco nos ofrece más contenidos de historia antigua, pero lo compensa con el interés de muchos de ellos.
Para empezar, y una vez más, Historia National Geographic. En su portada un tema muy adecuado para este periodo de aparente interregno entre dos elecciones que vivimos: una campaña electoral en la antigua Pompeya.

Los muros de la ciudad aparecieron cubiertos de carteles pintados exaltando las virtudes de los candidatos y mostrando el apoyo que les brindaban diversos grupos; desde los gremios profesionales o las familias de más rancio abolengo hasta los clubs de juegos de estrategia de mesa (sí, como lo han leído). Para aquellos que echen de menos los golpes bajos y el juego sucio de la época actual, comentarles que también se encontraron pintadas afirmando que “Todos los borrachos votarán por tal candidato” o que “Los ladrones apoyan a tal otro”

Y si la democracia os parece un sistema movidito, la monarquía absoluta por derecho divino (nunca mejor dicho) que regía el Olimpo resultaba cualquier cosa menos edificante. Mentiras, adulterios, robos, raptos, violaciones, asesinatos y retorcidas y sádicas venganzas por motivos con frecuencia fútiles eran el día a día de la morada de los dioses.

Tantos detalles sórdidos conocemos de las divinidades greco-romanas, como aspectos fundamentales ignoramos de aquellas que poblaban el panteón celta, pero, a juzgar por las representaciones de las mismas que se encontraron en el caldero de Gundestrup, tampoco debían de ser gente con la que a uno le gustaría encontrarse de noche en un callejón oscuro.

Las historias de espías no son un invento actual. Nuestros antepasados clásicos ya dominaban los métodos para ocultar mensajes, cifrarlos, encriptarlos e incluso disponían de sus propias, y en ocasiones bastante sofisticadas, máquinas “Enigma”.

Y a la sombra de la última novela de Santiago Posteguillo, y de la mano de este, Clío nos habla de las relaciones entre China y Roma. Desde las embajadas a la Ruta de la Seda (sería mejor decir las Rutas de la Seda) pasando, como no, por la mítica “Legión Perdida”.





Disfrutar leyendo.

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