Rubén Ríos, nuestro experto en rituales y religión, nos aporta otra píldora de conocimiento sobre los rituales de los metódicos romanos. En este caso, todo lo relacionado con la caída de un rayo de Júpiter.
Por todos es bien sabido que
Júpiter es el dios de la bóveda celeste, y como tal es también el de los
fenómenos meteorológicos. Su arma es el rayo, y estas “armas” divinas son
elaboradas en el Tártaro por tres cíclopes, Brontes, Estéropes y Arges, que
posteriormente el padre de los dioses empleará. Por tanto, dentro del complejo
mundo de la religio romana hay que considerar con detenimiento todo lo
relacionado con ellos y cuando un rayo caía a tierra, la zona que tocaba se
convertía en sacra y había que purificarla o protegerla de alguna
manera.
En Italia, el arte de los rayos
estaba en manos de los etruscos, nada extraño es, pues, que la religión romana
esté salpicada por elementos de este pueblo por su período de dominación sobre
la ciudad eterna; sin embargo, tras el engaño referido por Aulo Gelio en sus Noches
Áticas IV, 5, los sacerdotes romanos desplazaron a los etruscos en sus
funciones. Los sacerdotes especializados en esta arte eran los Fulguratores
(formado sobre el término para referirse al rayo en latín: fulgur que
hace referencia al brillo y fulmen que es el rayo en sí con su aspecto
negativo de destrucción. Ambos términos se construyen sobre la raíz *ful-
que remonta a la indoeuropea *blegh’ / bleigh’ “brillar”) y se recogían
sus doctrinas en los Libri fulgurales.
Como signo de Júpiter, está
sujeto a interpretación para tratar de averiguar la voluntad del padre de los
dioses. En este método de adivinación mediante rayos, tres son los aspectos más
relevantes a tener en cuenta:
- La Consultatio: también llamada Observatio. Comprende un examen detenido del rayo como brillo (fulgur), del trueno (tronitus) y de la forma (fulmen) del rayo. Comprende el lugar del Templum (el Templum es la región celeste delimitada por el augur con el lituo o por cualquier sacerdote en donde se realizarán las observaciones) donde ocurre el brillo. Según el momento y estación del año, si es de día, están consagrados a Júpiter; si de noche, a Summanus. Según el color, el rojo vivo es de Júpiter, el blanco de Minerva y por último, los efectos.
- La
Interpretatio, tras observar el prodigio celeste, viene la
interpretación del mismo según todos los aspectos o elementos anteriores.
- La
exoratio o procuratio:
que consiste en reparar los daños del impacto del rayo.
Hay varios rituales para esta
última acción que es la que nos interesa, y se conocen como procuratio
fulgorum o purificación de los rayos. Una región golpeada por un rayo pasa
a ser sacer y por tanto es sagrada y alejada de la vida humana. Incluso
si un hombre es alcanzado por un rayo y sobrevive, se convierte en sacer
y debe abandonar la civilización y evitar el contacto con los demás pues
pertenece a la esfera de los dioses.
El proceso para sacralizar una
zona golpeada por un rayo es el siguiente:
Con piedras, estacas de madera o
cualquier otro elemento se delimita el espacio golpeado por el rayo y se
construye un puteal o murete para delimitar la zona y evitar que la
gente entre. Si el objeto golpeado es un árbol, de sus ramas se cuelgan bandas
de lana y finalmente, los strufectarios (los que ofrecen un sacrificio a
los pies de un árbol golpeado por un rayo) ofrecerían pasteles sagrados, un strues
y un ferctum (de donde el nombre de los oficiantes, al unirse los dos
términos que designaban el objeto) mientras se pronuncia estas fórmulas:
Ø [Hac strue commovenda bonas
preces] Precor te, Iuppiter uti mihi volens proprius sies.
o Que traducido viene a decir:
“Con este pastel que suscita buenas súplicas, te invoco, Júpiter para que,
queriéndolo, me seas propicio”
Ø "Iuppiter, te hoc ferto
obmovendo bonas preces precor uti sies volens propitius mihi liberisque meis
domo familiaeque meaemactus hoc ferto".
o Cuya tradución sería: “Júpiter,
te invoco con este pastel que suscita buenas súplicas para que, queriéndolo,
glorificado con este pastel, seas propicio para mí y mis hijos y mi familia en
mi casa”
No sabemos qué ingredientes
formaban la receta de ambos pasteles. Strues es cúmulo de cosas,
amontonar, es posible por tanto que se elaborase con harinas de varios
cereales. Casi todas las tortas o pasteles de ofrenda solían ser una especie de
galletas saladas, horneadas, con una base de harina, sal y quizá, leche.
El strues es para Jano y
el Ferctum para Júpiter, según Catón, pero es el único autor que realiza
tal distinción. El Flamen Dialis, en calidad de imagen de Júpiter en la tierra,
siempre tenía dos cajitas a mano con este tipo de pasteles para llevar a cabo
estos rituales.
Hay un vídeo que recoge el ritual:
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