El
profesor José María Blázquez es una figura emblemática de la
Arqueología española. Sabe que el estudio de la Historia es
fundamental para comprender el mundo actual, pero también es
consciente de que este conocimiento no proporciona las claves para
predecir el futuro. Blázquez se faja con las limitaciones de una
disciplina a la que ha dedicado toda su vida. Quizá por eso la
charla con el profesor se libera de dogmas y se convierte en una
ocasión para disfrutar de una conversación meditada. Comenzamos
hablando de Trajano, pero el diálogo gira hacia la situación de las
Humanidades y los retos del estudio de la Historia, asuntos estos que
publicaremos en una segunda entrega de la entrevista.
P:
Empecemos hablando sobre Trajano, cuya figura vertebra el número 10
de Stilus. Usted escribió en su día su biografía.
R:
Trajano fue un gran militar que llevó el Imperio a su máxima
expansión. Podemos abocetar su figura y sus principales logros,
aunque hay episodios de su vida, como los diez años en los que
estuvo de administrador de la provincia de Siria, que se resumen en
dos líneas por falta de fuentes. Escribió una autobiografía que se
perdió. Su médico personal realizó una obra sobre la conquista de
la Dacia, que tampoco ha llegado hasta nuestros días.
P:
¿En qué fuentes nos podemos basar para conocer mejor a Trajano?
R:
Disponemos de fuentes epigráficas. La crónica de Flavio Josefo, en
la que narra la Guerra Judía, también nos da noticias de su
ascendencia, ya que menciona al padre del que llegará a emperador.
Monumentos como la Columna Trajana aluden a las campañas militares
que sostuvo.
P:
Si tuviera que hacer un perfil rápido de la figura histórica de
Trajano, a la luz de esas fuentes, ¿cuál sería?
R:
Trajano es un continuador del programa político de Domiciano. En el
momento de su designación no aporta ideas nuevas o geniales, pero
las que hereda de sus predecesores las lleva a cabo muy bien.
Probablemente las incursiones en Germania y la Dacia estaban ya
planeadas en tiempos de Domiciano, con objeto de defender las
fronteras del Imperio y dominar zonas con minas de oro, pero quedaron
en suspenso con el asesinato del Emperador.
P:
Es, por tanto, un gran conquistador.
R:
Y algo más. En época de Aureliano, en 270, la Dacia estaba tan
romanizada como Hispania, pese a llevar mucho menos tiempo dentro del
Imperio. El proceso de romanización fue muy profundo debido a la
intensa presencia de gentes llegadas para administrar las minas. La
explotación de las riquezas transformó rápidamente la zona, al
igual que en época republicana había pasado con la llegada de
publicanos a las áreas mineras hispanas de Sierra Morena.
P:
¿Cómo logra un hispano-romano asentarse en el solio imperial?
R:
Mucho antes de la elección de Trajano se había consolidado en Roma
un poderoso clan hispano, especialmente activo durante la dinastía
flavia. Estaban presentes en el Senado y la Administración. Trajano
se apoyará en ellos para construir un equipo muy preparado con el
que llevar a cabo sus planes.
Muchos
de los senadores que apoyaron el ascenso y final coronación de
Trajano probablemente procedían del sur de la Península Ibérica,
pero curiosamente la epigrafía de esta zona no los menciona. Ronald
Syme ya hacía notar hace tiempo esta falta de huellas de los
poderosos senadores hispanos en sus supuestos lugares de origen.
Tengo la sospecha de que, a pesar de tener la mayoría de sus bienes
raíces en la Península, estos senadores se trasladaron a Roma,
donde debieron pasar todos sus días, hasta su muerte. Por eso las
inscripciones que dejaron permanecen en Roma y no en Hispania.
El profesor Blázquez contesta con facundia las preguntas sobre Trajano, el primer emperador nacido en Itálica, aunque en sus respuestas desliza datos sobre la probable ascendencia itálica de su familia. Sabe perfectamente que la procedencia del Emperador ha dado lugar a veces a interpretaciones nacionalistas muy lejanas a la realidad. No es la primera vez que pasa algo similar. Recuerda que su profesor Antonio Blanco Freijeiro causó un gran revuelo cuando afirmó que Séneca se hubiese ofendido de que le tachasen de hispano. “Hubo amigos que le recomendaron que no apareciese por Córdoba en unos años, hasta que se calmasen los ánimos”.Aquellos eran otros tiempos, aunque para conjurar el peligro a nuevas confusiones, Blázquez aclara que “lo bueno del Imperio es que hizo que sus habitantes se sintiesen romanos. Había una estructura, una cultura común”.
P:
¿Contar con un emperador de nacido en Itálica supuso un beneficio
para la Península o las élites que lo encumbraron?
R:
Yo diría que la política imperial utilizó al clan hispano y no al
revés. Estos fueron una pieza clave para la realización de la
política de Trajano. De hecho, el pacifista Adriano prescinde de los
consejeros de su antecesor al caer en la cuenta de que era imposible
continuar con una política de ampliar las fronteras. Probablemente
los consejeros de Trajano eran partidarios de continuar las guerras,
pero Adriano decidió ceder parte del Oriente y replegarse a líneas
más fáciles de defender frente a los partos.
P:
Usted también ha estudiado la figura de Adriano. ¿Qué le atrajo de
este otro emperador?
R:
Adriano se puso de moda a la sombra de los estudios de Trajano, que
fue su tutor. De hecho, fue Trajano quien le llamó a Roma para
alejarle de su gran afición por la caza, a la que daba rienda suelta
en Itálica. Es curioso que pese a los esfuerzos de su preceptor, la
pasión cinegética le acompañará toda la vida, como vemos en los
tondos de Adriano que luego sirvieron de decoración para el Arco de
Constantino. En ellos se le representa cazando osos, leones, haciendo
ofrendas a Diana...
Frente
a la calidad militar de Trajano, que conquistó una de las zonas
mineras más ricas del Imperio, la labor de Adriano posee más
facetas. Es por eso que para mí, este último tuvo una repercusión
histórica mayor. Acometió una serie de medidas administrativas que
se mantendrán hasta la reforma de Diocleciano, a finales del siglo
III.
P:
Sin embargo, con Trajano el Imperio llega a su máxima expansión.
¿Podemos afirmar que llega también a su máximo esplendor?
R:
Me parece que el máximo esplendor se da durante el reinado de Nerón.
Tradicionalmente los trabajos de Nerón se fijaban en los escándalos
personales de este emperador y en asuntos como el incendio de Roma,
en el que hoy se cree que no tuvo nada que ver. Así se obtenía una
imagen nada favorecedora, en cuya construcción los cristianos tenían
mucho que ver.
No
obstante, si analizamos su faceta de administrador y el florecimiento
de las artes comprendemos por qué hoy su figura está por las nubes.
Nerón nombró a espléndidos administradores para las provincias
hispanas, Galba y Otón. En sus siete años de servicio estos hombres
lograron que, bajo los Flavios, los hispanos recibiesen el jus latii.
Es decir, se había avanzado tanto en la romanización de estos
territorios que la Península podía pedir el derecho de ciudadanía
para todos sus habitantes.
P:
Nerón ha tenido siempre un problema de imagen. Se le presentaba como
un déspota caprichoso y cruel, mientras que los Antoninos pasaban
por gobernantes sabios y prudentes.
R:
En el hombre peor siempre hay, al menos, una faceta buena y
viceversa. Depende de en qué nos fijemos. Uno de los mejores
investigadores cristianos, Ricardo García-Villoslada, me dijo una
vez: “Mira, yo que soy historiador y he manejado fuentes puedo
decir que la mayoría de los santos han sido unos sinvergüenzas.
Pero todos tuvieron algún aspecto muy positivo: en época de pestes
se dedicaban a los enfermos; o se preocupaban de los pobres... La
Iglesia se ha fijado en esos aspectos para ponerlos como ejemplo de
santidad, callando los aspectos negativos”. Ese es el quid de la
cuestión: todo depende de las fuentes hacia las que nos inclinemos.
Simplemente José María Blázquez. Siempre será un referente para nosotros. Ánimo para Tábula, falta divulgación histórica con rigor. Nosotros lo intentamos desde hace tiempo y estamos todavía en ello. Por cierto, Roberto, veo que eres periodista, somos colegas...
ResponderEliminarSaludos,
Mario Agudo
Muchas gracias por tus ánimos, Mario. Es un placer conocer a la persona que hay detrás de un blog tan serio e interesante como Mediterráneo Antiguo. Ojalá podamos conocernos en persona en alguna ocasión.
EliminarEso está hecho, yo vivo en Madrid, por la zona oeste, pero trabajo en la capital. Podemos quedar cualquier día.
ResponderEliminarRoberto Pastrana, Mario Agudo y José María Blázquez, tres nombres imprescindibles en la divulgación y el conocimiento de la historia antigua, en especial romana.
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