Alfonso Mañas
En agosto de 2020 el arqueólogo turco Sedat Akkurnaz halló los restos del anfiteatro de Mastaura. El descubrimiento fue, en realidad, un redescubrimiento pues el edificio ya había sido encontrado en 1837 por el explorador británico William John Hamilton, que publicó el hallazgo en 1842. El libro pasó sin pena ni gloria y cayó en el olvido, junto con la ubicación del enclave.
La lista de anfiteatros del imperio romano sigue creciendo a ritmo imparable: si en febrero de 2015 hallaron el anfiteatro de Porcuna, en julio de 2015 el de Volterra (Italia) y a finales de 2016 el de Ituci (Córdoba), en agosto de 2020 hallaron los restos del anfiteatro de Mastaura (Turquía).
Ahora (marzo 2021), con el buen tiempo de la primavera, se inicia la fase de conservación/consolidación del edificio, que se encuentra semienterrado en medio del campo, cerca de la moderna aldea de Mastaura, que se encuentra en la misma ubicación que la antigua Mastaura, citada por Plinio el Viejo (NH, 5.31.120), entre otros.
Puede parecer increíble que a día de hoy, casi veinte siglos después de su construcción, aún sigan apareciendo anfiteatros cuyos restos no se tenían localizados, pero así es, y raro es el año que no encontramos un nuevo anfiteatro (o dos, como ocurrió en 2015).
Hamilton, un Indiana Jones del siglo XIX
Si los anfiteatros de Porcuna y Volterra se hallaron por casualidad (al realizar unas obras), y el de Ituci usando ortofotografía, el de Mastaura lo han localizado siguiendo las indicaciones de William John Hamilton, geólogo escocés que visitó la zona en 1837, dejando escrito que:
Si los anfiteatros de Porcuna y Volterra se hallaron por casualidad (al realizar unas obras), y el de Ituci usando ortofotografía, el de Mastaura lo han localizado siguiendo las indicaciones de William John Hamilton, geólogo escocés que visitó la zona en 1837, dejando escrito que:
En torno a una milla de la aldea encontramos unos viejos muros y subestructuras abovedadas, enterradas entre el follaje […]. Desmonté aquí y, pasando por un arco, me encontré en un recinto circular, ocupado por árboles, cuya extensión no era mucho mayor de 100 pies (30 metros) de diámetro; era probablemente un teatro o anfiteatro.
Researches in Asia Minor, Pontus and Armenia (1842)
Vol. I, pág. 531
Sin embargo, el citado libro de Hamilton tuvo poca difusión en su época, lo que unido a que no se hizo nada en Mastaura por restaurar el edificio (oculto entre olivos e higueras), y a que la aldea fue abandonada poco después, tuvo como consecuencia que tras la muerte de Hamilton el hallazgo cayera en el olvido.
Akkurnaz, el arqueólogo-lector del siglo XXI
Afortunadamente, lo escrito perdura (scripta manent), y así –en agosto de 2020– el arqueólogo Sedat Akkurnaz, de la Universidad Adnan Menderes (Turquía), encontró el relato que Hamilton hizo de su visita al “teatro o anfiteatro” de Mastaura, y conocedor de esa aldea, y de que allí no había constancia oficial de ruinas que correspondiesen a un edificio de ese tipo, decidió dirigirse allí y realizar su propia exploración. Esta fue bastante sencilla, pues solo tuvo que seguir las indicaciones de Hamilton, que dejó escrito que el edificio se encontraba “en torno a una milla (1.609 metros)” de la aldea moderna. Así, Akkurnaz trazó un círculo de un radio de una milla entorno a la aldea, y comenzó a caminar, localizando rápidamente las estructuras abovedadas referidas por Hamilton 183 años antes.
Vista aérea del anfiteatro de Mastaura (agosto 2020)
Bóvedas del anfiteatro de Mastaura (agosto 2020)
Campaña de 2021 (marzo, abril, mayo, junio)
Ahora, marzo de 2021, con el buen tiempo, lo que se inicia son los trabajos en el edificio, que permitirán determinar mejor su estructura y dimensiones, que ahora mismo solo pueden estimarse aproximadamente. El edificio tiene un diámetro de unos 100 metros en su eje mayor, con muros de 15 metros de alto, por lo que Akkurnaz cree que podría albergar a unos 15.000-20.000 espectadores, muchos más que la población de la Mastaura de la época, lo que significa que, como el resto de edificios de espectáculos de entonces, este anfiteatro estaba concebido para acoger también espectadores venidos de todas las poblaciones del entorno (Afrodisias, Mileto, Priene, Magnesia, Éfeso, etc.).Si se confirman esas dimensiones de 100 metros de eje mayor y arena de 30 metros (señalada por Hamilton, que sería el eje menor de la arena), el anfiteatro de Mastaura sería similar al de Tarragona, que tenía capacidad para 14.000 espectadores.
En cualquier caso, como señala Akkurnaz, “no hay ningún anfiteatro similar en Anatolia y área limítrofe, y es el único que ha sobrevivido tan bien”.
En efecto, en la provincia romana de Asia (parte occidental de la península de Anatolia) sabemos que hubo otros cuatro anfiteatros (en Cícico, Cos, Pérgamo y Satala), pero ninguno de ellos ha llegado a nuestros días.
En estas últimas semanas de marzo
el terreno se está limpiando de vegetación, y se están asegurando las
zonas del edificio que están en un estado más precario (hay grietas en
algunos muros y piedras en peligro de desprendimiento).
En abril empezarán a reforzar los muros, y después de mayo comenzarán a estudiar el edificio con georradar, para poder conocer las estructuras bajo tierra antes de excavarlas (la fase de excavación aún no tiene fecha).
Akkurnaz también ha señalado que “la mayor parte del anfiteatro está enterrado, siendo esas secciones bajo tierra las mejor conservadas, encontrándose tan sólidas como si acabase de ser construido”.
“Lo que no está enterrado son algunas filas de gradas, la arena en la que luchaban los gladiadores y los muros de refuerzo en el exterior del edificio”.
“Las técnicas constructivas de arcos y bóvedas propias de la arquitectura romana se aprecian perfectamente”.
Mientras que en otras partes de Grecia era habitual que un teatro o estadio ya existente fuese modificado (en la orchestra [teatro] o pista [estadio]) para albergar espectáculos anfiteatrales (cacerías de animales, ejecuciones y combates de gladiadores), el edificio de Mastaura fue diseñado y construido desde el inicio como un anfiteatro, como señala Akkurnaz: “Es un edificio diseñado para combates de gladiadores y cacerías de animales, no es una transformación de otro edificio previo”.
En abril empezarán a reforzar los muros, y después de mayo comenzarán a estudiar el edificio con georradar, para poder conocer las estructuras bajo tierra antes de excavarlas (la fase de excavación aún no tiene fecha).
El equipo de Akkurnaz limpiando de vegetación el anfiteatro de Mastaura (marzo 2021)
Un anfiteatro del siglo III
Según Akkurnaz, las técnicas de trabajo de la piedra y de albañilería que presenta el anfiteatro son características de inicios del siglo III, de la dinastía severa. Esto concuerda con la historia de la ciudad de Mastaura, que fue bajo la dinastía de los emperadores severos cuando alcanzó un mayor nivel de desarrollo y riqueza, documentado por una gran cantidad de monedas de esa época halladas en la zona. Eso concuerda también con la evolución de la gladiatura en la parte griega del imperio, que alcanzó su mayor popularidad entre los siglos II y III.Akkurnaz también ha señalado que “la mayor parte del anfiteatro está enterrado, siendo esas secciones bajo tierra las mejor conservadas, encontrándose tan sólidas como si acabase de ser construido”.
“Lo que no está enterrado son algunas filas de gradas, la arena en la que luchaban los gladiadores y los muros de refuerzo en el exterior del edificio”.
“Las técnicas constructivas de arcos y bóvedas propias de la arquitectura romana se aprecian perfectamente”.
Arcos del anfiteatro de Mastaura
Mientras que en otras partes de Grecia era habitual que un teatro o estadio ya existente fuese modificado (en la orchestra [teatro] o pista [estadio]) para albergar espectáculos anfiteatrales (cacerías de animales, ejecuciones y combates de gladiadores), el edificio de Mastaura fue diseñado y construido desde el inicio como un anfiteatro, como señala Akkurnaz: “Es un edificio diseñado para combates de gladiadores y cacerías de animales, no es una transformación de otro edificio previo”.
La gladiatura, el espectáculo más popular del imperio
Este nuevo hallazgo eleva a 396 el número de anfiteatros conocidos en el imperio, cuya lista recojo en mi libro "Gladiadores, el gran espectáculo de Roma". Esto confirma una vez más que el anfiteatro era el recinto de espectáculos más frecuente, y por ende popular, en el mundo romano, pues, en comparación, solo se conocen unos 230 teatros, 88 circos o hipódromos, y 45 estadios. Era por tanto la gladiatura (junto con las cacerías de animales) el espectáculo preferido de los habitantes del imperio, muy por delante del teatro, de las carreras de carros (circos/hipódromos) y del deporte griego (estadios).
Este nuevo hallazgo eleva a 396 el número de anfiteatros conocidos en el imperio, cuya lista recojo en mi libro "Gladiadores, el gran espectáculo de Roma". Esto confirma una vez más que el anfiteatro era el recinto de espectáculos más frecuente, y por ende popular, en el mundo romano, pues, en comparación, solo se conocen unos 230 teatros, 88 circos o hipódromos, y 45 estadios. Era por tanto la gladiatura (junto con las cacerías de animales) el espectáculo preferido de los habitantes del imperio, muy por delante del teatro, de las carreras de carros (circos/hipódromos) y del deporte griego (estadios).
Alfonso Mañas
alfonsomanas1@hotmail.com
Miembro del grupo de investigación CTS-545 (área de Historia del Deporte) de la Universidad de Granada
Consejero Editorial de The International Journal of the History of Sport
https://granada.academia.edu/ AlfonsoManas
alfonsomanas1@hotmail.com
Miembro del grupo de investigación CTS-545 (área de Historia del Deporte) de la Universidad de Granada
Consejero Editorial de The International Journal of the History of Sport
https://granada.academia.edu/
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