miércoles, 4 de enero de 2017

Freeholder, sobrevivir en el año 100 a.C.



Tú y dos compañeros habéis huido de la esclavitud en el año 100 a.C., son tiempos duros  y os asentáis en un terreno virgen, que parece no tener dueño. Allí intentáis sobrevivir, pero un funcionario del censo descubre vuestro secreto. Sin embargo, como buen romano, es “comprensivo” con vosotros a cambio de un soborno anual.  Así comienza Freeholder, un juego de supervivencia en el mundo romano.

 En este juego te adentras en otra faceta de la sociedad romana.  No eres un general, ni un senador, ni un tribuno, ni siquiera un plebeyo. Solo eres un esclavo fugado con dos compañeros. El mejor grupo de personajes para un juego de supervivencia.
 Debes cultivar tu parcela, cazar, construir utensilios, evitar enfermedades,  cocinar, comerciar en el pueblo cercano, explorar otros terrenos, escapar de preguntas indiscretas y cumplir las demandas de tu romano “protector” que te chantajea sin escrúpulos. Para eso tenemos tres personajes, uno de los cuales puedes personalizar con una profesión, entre siete a escoger, y una habilidad entre treinta.  Con la experiencia, podrás ir consiguiendo otras habilidades, tanto tú como tus colegas… si sobreviven.

Un horno de fundición... y tengo la habilidad... ¡A construirlo!

 Los gráficos y la música están inspirados en los juegos de consola de los años 90. En ese aspecto, el juego es muy retro, invocando la nostalgia de los jugadores maduritos, que disfrutaron con los juegos duros e implacables de supervivencia de aquellos años, donde un fallo o decisión incorrecta, mataba a tu personaje y acababa con la partida y con horas de historia. Los juegos actuales de supervivencia  son más amables con el jugador, al que suelen resucitar si muere, y bastante sencillos en sus mecánicas comparados con los años 90. Son otros tiempos de mayor comodidad, hasta en los juegos.
 Con estos gráficos y este planteamiento cruel, los creadores de Freeholder manifiestan que vuelven a la dureza y complejidad del pasado. Aquí, si mueres, adiós, y no basta con plantar coles y verlas  crecer.

tu terreno y el vecindario

 Se juega sobre un tablero hexagonal, que es diferente en cada partida y que representa el mundo de tus personajes; donde hay bosques, lagos, pantanos, praderas, montañas, tierras de cultivo, villas y pueblos. Cada hexágono con sus características propias. Los turnos son mensuales, usando el calendario romano, y hay cambios de clima, eventos diversos y muchas cosas para llevar a cabo en tu vida, pero que muchas más cosas: Se pueden cultivar gran cantidad de vegetales y cada uno tiene su suelo preferido; se pueden criar diversos animales y hacer productos elaborados con ellos; construir herramientas y cerámica; cazar y pescar; recolectar leña, pelear con bandidos… de todo.  Por supuesto, hay que conseguir dinero con el que comprar más semillas o lo que necesites.

El mundo que vas explorando

En tu villa puedes hacer mejoras, como un horno de pan, almacenes, una cantera, talleres e infinidad de otras edificios, que te permiten fabricar más productos, para venderlos o usarlos. Sin olvidar a tus chicos, que, por ejemplo, pueden necesitar que les hagas un bastón para fatigarse menos.

Se puede construir de todo

El juego es muy realista. No puedes cultivar siempre lo mismo porque el terreno se gasta y hay que ponerlo en barbecho. Es mejor variar los cultivos, hacer rotaciones, rezar porque llueva y que la sequía no te lleve al desespero. Tampoco puedes plantar trigo en invierno, ya que su época es el verano, y la carne se pudre si no la salas… en fin, hay que tener mucho ojo y saber lo que se hace. Estamos en el siglo I a.C., no podemos olvidarlo si queremos sobrevivir en Freeholder.


comerciar ayuda a sobrevivir

 También hay que cuidarse si te pones enfermo, la salud es un tesoro en estos tiempos. Hay que tener buenos alimentos y no pasar hambre, que atrae a las enfermedades. Aunque si hay una plaga como evento, poco se puede hacer, solo que pase y no nos coja.

Para realizar todo esto, cada personaje tiene unos puntos de acción que debemos gastar cada turno. Hay que pensar bien en que gastar estos puntos, no se puede hacer todo lo que quisiéramos y puede llegar a ser muy frustrante quedarse sin acciones. Este es el verdadero rompecabezas de Freeholder.

Malditos bandidos

Como final y resumen de este juego complicado y angustioso, que te sumerge en el día a día de unos pobres personajes de la república romana, cito una frase del analista de juegos Haplo, del cual ponemos una partida de Freeholder en el video abajo:

Dios existe, es romano, latifundista y escucha las plegarias de los frikis.”

La partida:



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