La esclavitud fue una institución clave en el mundo romano durante toda su existencia, pero pocas veces la habremos visto tan de cerca como en la obra “Cómo manejar a tus esclavos”. El tema ha sido abordado en numerosos estudios, pero en este caso deja en manos de un romano adinerado -autor ficticio creado por el profesor Jerry Toner- el relato en primera persona de su experiencia en el trato de los sirvientes. Preparen sus valores basados en la irrefutabilidad de los derechos humanos porque van a recibir una paliza.
Marco Sidonio Falco es un romano de alta cuna cuya familia lleva muchas generaciones teniendo esclavos en casa. A lo largo de 11 capítulos va desgranando recomendaciones, con la esperanza de que sus vivencias puedan ayudar los ciudadanos romanos que lean la obra a gestionar adecuadamente su mano de obra cautiva. El "co-autor" del libro es Jerry Toner, director del departamento de Estudios Clásicos del Churchil College, de la Universidad de Cambridge, que da a cada capítulo el contrapunto académico.
Esta obra, planteada como un manual del buen amo, responde a preguntas sobre dónde y cómo comprar esclavos, cómo sacar el máximo provecho de ellos, cómo distinguir a los buenos de los malos, cuándo permitir que mantengan relaciones sexuales entre ellos o con su amo y en qué circunstancias concederles la libertad.
Si la enumeración de estos temas empieza a incomodar el ánimo, el desarrollo de cada capítulo se torna cada vez más perturbador. Las sugerencias para sacar el mayor partido de ellos adopta por momentos la apariencia de un libro destinado a los encargados de Recursos Humanos de una empresa, si bien indicaciones como la del adecuado racionamiento de la comida para evitar que los trabajadores se vuelvan perezosos hacen que cualquier empatía con el autor romano salte por los aires (o eso esperamos).
Mosaico del Museo del Bardo (Túnez) |
El discurso de Marco Sidonio Falco es una construcción ficticia que se asienta sobre una exhaustiva investigación en fuentes antiguas, que van tanto de los cronistas clásicos a documentos legales o incluso antiguas obras sobre la interpretación de los sueños. Toda esta trastienda, que en una obra académica engrosaría las notas a pie de página, aparece redactada en forma de un pequeño comentario tras cada capítulo, para hacerlo más digerible para el gran público.
La divulgación en el mundo anglosajón tiene una considerable tradición (y un envidiable apoyo editorial), que permite el uso de recursos que dan viveza al acercamiento del lector a realidades del pasado. Poco a poco, el lector de “Cómo maneja a tus esclavos” va conociendo cómo vivían las personas privadas de libertad, qué podían pensar o esperar de la vida, qué expectativas tenían de ser liberados…
El libro no es un viaje placentero, evidentemente. La aproximación a una institución tan cruda como la esclavitud, depara unos cuantos puñetazos a nuestra ética moderna. Asuntos tales como el trabajo infantil, los abusos sexuales a los que podían ser sometidos los esclavos o el más absoluto desamparo al que se enfrentaban los enfermos o demasiado viejos para resultar útiles remueven nuestra conciencia. La naturalidad con la que un propietario de esclavos habla sobre estos temas nos muestra que los derechos humanos no son más que conceptos modernos que se sostienen gracias a que una parte de la población mundial cree en su existencia y trabaja por preservarlos.
“Pero antes de que nos felicitemos por lo lejos que hemos llegado, deberíamos recordar la trágica realidad de que por mucho que la esclavitud sea ilegal en todos los países del mundo, está aún ampliamente extendida. […] En la actualidad, hay más esclavos en el mundo que los que pudo haber en cualquier momento de la vida del Imperio”.
Gancho final al hígado de nuestros valores. KO.
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