martes, 2 de febrero de 2016

Hegemony III: Clash of the Ancients



Les presentamos hoy un juego interesante, de la empresa canadiense Longbow, que ya va por la tercera entrega de su serie de juegos de estrategia y conquista llamada "Hegemony". En este caso, te ponen en la tarea de unificarla península italiana, ya sea con los romanos o con cualquiera de las otras 25 facciones que puedes manejar.


La saga Hegemony empezó en 2010, con "Hegemony: Philip of Macedon" y principalmente con su versión ampliada de 2011 "Hegemony Gold: Wars of the ancient greeks". 
 Eran juegos de RTS (Real Time Strategy) en el que tenías que conquistar la Grecia antigua, con dos campañas a elegir, ya sea en el papel de Filipo de Macedonia a mediados del siglo IV a.C. o en el de una polis griega en la Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.). Dos campañas muy diferentes en donde el jugador tenía libertad de elección y movimiento, un sandbox como se dice en la jerga de los juegos de PC; pero cada dos por tres el juego te ofrecía misiones a realizar, que podían darte importantes bonus y facilitar tu tarea de conquistar Grecia.: tomar una ciudad, destruir un determinado ejército, etc...
Dos años después salió "Hegemony Rome: Rise of Caesar", que venía a ser lo mismo, pero en la Galia de Julio César y con unos pocos añadidos cosméticos. No obtuvo tan buenas críticas como el primero de la saga.
En 2015 salió "Hegemony III: Clash of the ancients", donde hay que unificar la Italia prerromana, y sus críticas han sido tan buenas como el primero de la saga, aparte de añadir cosas muy interesantes. Se puede decir que es una mejora de la idea original sin complicar demasiado la vida del jugador. Algo muy difícil de conseguir en juegos de estrategia.

Menú de facciones a elegir 

Lo que caracteriza a los juegos "Hegemony" y los ha hecho famosos es su transición sin cortes desde el mapa estratégico al mapa táctico. Por ejemplo, en cualquier momento puedes bajar la cámara desde la vista satélite, que comprende toda Italia, hasta la cabeza de un ciudadano de Tarento. En un plis plas, sin demora. Es una maravilla.
 En el mapa estratégico los ejércitos y ciudades están representados por estatuas clásicas, fáciles encontrar y de seguir por el mapa. Al acercar la cámara ya vemos las diferentes unidades de cada ejército, el mapa realista y los edificios de las ciudades.

 
El mapa estratégico
La mecánica del juego no es muy complicada: hay que ir creando ejércitos y conquistando ciudades, ya sea por la fuerza (la mayoría de las veces) o la diplomacia. Los ejércitos se crean principalmente en las ciudades, que en este Hegemony, a diferencia de los anteriores, se pueden incrementar en tamaño y hacerlas verdaderas capitales o centros de comercio. También se pueden conquistar y crear fuertes, que permiten acuartelar ejércitos y reclutar mercenarios en zonas fronterizas o muy deseadas.

Organizando la línea de batalla

Las ciudades deben ser alimentadas y dotadas de suministros de madera y oro. Para eso hay granjas, minas y zonas de bosques que se vuelven más estratégicas que las propias ciudades. Porque las ciudades crecen y dan impuestos, gracias al suministro y mejora de las fuentes de recursos cercanas, y los ejércitos consumen comida y recursos de su ciudad cuando están de expedición, aunque con la experiencia desarrollen habilidades que puedan minimizar un poco el consumo.

Ciudad con puerto
Es básico, por tanto, en el juego construir una red de granjas y líneas de suministro seguras, mientras machacas las de los rivales para debilitarlos... y luego conquistarlos.
Las batallas son menos espectaculares que las del Total War, pero más inteligentes. Además ocurren al momento, sin transición. Tal cual te encuentres al enemigo, comienza la pelea. Flanquear con las unidades adecuadas es lo primordial, atacar a lo bestia o de frente causa la derrota o muchas bajas.
Aparte, en este Hegemony hay un árbol de tecnologías a desarrollar, en diferentes campos, que facilitan el desarrollo de tus ciudades y la mejora de tus ejércitos. Sin olvidar a los generales y gobernadores de ciudades, que otorgan bonos a los ejércitos o mejoran los ingresos y disminuyen el malestar de tus ciudadanos.

En el apartado gráfico, el juego cumple y da lugar a vistosas batallas y paisajes. No es un Total War, desde luego, pero para un juego de estrategia son gráficos más que dignos. La ambientación de las pantallas del juego y los menús, basada en las figuras de las cerámicas griegas del estilo clásico, es soberbia y una obra de arte por sí misma.

Paisaje a vista de pájaro

Pero el juego tiene ciertas carencias. Muchos se quejan de que la economía es incomprensible o demasiado dura, que se tiene todo bien suministrado y en crecimiento, pero los ingresos no paran de bajar de una manera extraña. En mis partidas me ha pasado algo semejante, pero quizá se deba a que el juego es exigente con el jugador y que hay que hacer las cosas muy bien.

Mapa de línea de suministros
El problema principal del juego, en mi opinión, es el de todos los RTS: que más tarde o más temprano no juegas, te estresas. 
 Llega un momento que tienes un buen número de ciudades y mueves varios ejércitos, lo que implica que cada dos por tres recibes avisos de una invasión, un ataque de bandidos, una carencia en una ciudad, un asedio de otra, una declaración de guerra, una petición de tregua... o varios asuntos a la vez. El juego se convierte en un dar al botón de pausa cada pocos segundos o en desplegar un ejército para una batalla, mientras dejas que otro se las arregle solo en otra parte del mapa. Es muy difícil el control de todo el imperio cuando te expandes. A veces, he dado una vuelta por el mapa y me he encontrado con una de mis ciudades saqueada o tomada por enemigos, con un ejército mío cerca que podía ayudar, y ni me había dado cuenta porque se me había pasado por alto el mensaje de aviso.

Es un juego exigente, por lo que no será del gusto de todos. Tampoco pretende serlo. Así es Hegemony III.

Les dejamos con un video de una partida:





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