Recibimiento de los expedicionarios en Cartagena. Foto: Ayto. Cartagena |
A un promedio de 30 kilómetros al día, el grupo de investigadores completó los 460 kilómetros que separaban su campamento inicial de la antigua plaza fuerte púnica en la Península. Durante quince días, los participantes atravesaron cuatro comunidades autónomas, cinco provincias y más de sesenta municipios, deteniéndose e instalando una sección de un campamento consular en Amposta, Traiguera, Les Coves de Vinromà, Borriol, Nules, Sagunt, Algemesí, Xàtiva, Moixent, Caudete, Elda, Elche, Rojales, Pilar de la Horadada y Cartagena. El promotor de esta hazaña, el arqueólogo José Miguel Gallego, nos amplía los detalles de esta extenuante iniciativa.
José Miguel Gallego. |
P: La Via Scipionis ha constituido para nosotros una oportunidad única de experimentar cómo era la vida diaria de un legionario de finales del s. III a.C. desde una nueva perspectiva que podríamos denominar “inmersión histórica”. Este concepto, a diferencia de la tradicional recreación histórica en el que mediante una pose el recreador no pasa de ser un mero figurante durante varias horas, implica que el recreador se sumerge totalmente en la vida cotidiana del periodo que se evoca, renunciando a las comodidades del presente. Este punto de vista, permite un grado de aproximación que es difícil alcanzar desde la recreación convencional pues se atraviesa la frontera entre la experimentación, con todas sus consecuencias, y la recreación histórica lúdica. Desde este punto de vista, y personalmente, puedo afirmar sin lugar a dudas, que la Via Scipionis ha constituido para mí un prisma óptico muy duro pero a la vez sorprendente pues la experiencia, que a veces nos ha mostrado el límite de nuestras posibilidades, mentales y físicas, nos ha hecho desarrollar una perspectiva respecto a la recreación que no se puede conseguir de otro modo. Es difícil explicar esto a alguien que no ha vivido una experiencia similar.
Por otro lado, tampoco imaginaba que este proyecto iba a tener la repercusión mediática que tuvo. Aparecimos en varios diarios, incluso en primeras páginas, varias cadenas de radio (entre ellas RNE), un equipo de TV estuvo con nosotros varios días registrando imágenes para un documental sobre Aníbal y más de un millar de personas vinieron a conocernos.
P: ¿Qué ha sido lo más duro y lo más gratificante de la marcha?
R: Ha habido varios factores que, cuando se combinaban, convirtieron la marcha en un verdadero castigo difícil de superar tanto a nivel físico como anímico. Calor, asfalto y llagas han sido nuestro principales enemigos, impidiendo ocasionalmente que algunos de los participantes completaran algunas jornadas. La primera jornada fue especialmente agresiva en el plano anímico, por ejemplo, pues a pesar de los entrenamientos y la fuerza de voluntad, 36 kilómetros a más de treinta grados provocaron una sensación de fatiga inexplicable. La desmoralización se acentuaba cuando pensabas que al día siguiente te esperaba una jornada igual o peor. Los cuatro primeros días son decisivos en este aspecto, y una vez superados, el cuerpo se adapta a la situación y el equipo se adapta al cuerpo de tal forma que apenas llega a molestar.
Por otro lado, la parte más positiva la constituye, sin duda, la cálida acogida de la que hemos disfrutado en todos los lugares por donde hemos pasado, tanto a nivel ciudadano como institucional y todas las muestras de solidaridad, admiración y ánimo que hemos recibido han contribuido de forma notable a soportar la dureza de las jornadas y a hacer más llevadera la marcha. Saber que más de un millar de personas se ha interesado por el proyecto y ha asistido a nuestras explicaciones nos llena de una sensación, de orgullo y agradecimiento difíciles de explicar.
Llegando a Rojales. Foto: Javier García |
R: Efectivamente, la Via Scipionis nace con una vocación científica muy clara. Nuestro principal compromiso era recoger datos empíricos para poder ampliar los conocimientos que actualmente tenemos sobe las legiones de la Segunda Guerra Púnica en marcha. A diferencia del periodo imperial, del cual poseemos abundante información, para época republicana apenas tenemos algunas evidencias arqueológicas y algunas vagas referencias literarias. En este sentido, la arqueología experimental, constituye una excelente herramienta. Nuestra intención es empezar a presentar los primeros resultados en congresos así como publicar artículos en revistas especializadas a partir del próximo año, una vez recopilada, clasificada y analizada toda la información que hemos podido recopilar.
P: Tras la marcha hay mucho trabajo que hacer en la sistematización y redacción de los datos recogidos, pero ¿nos puede adelantar algo sobre las conclusiones de esta marcha?
R: Efectivamente, el trabajo más duro viene ahora con la recopilación y estructuración de la información, tarea que ya hemos empezado a abordar. De forma preliminar, podemos adelantar que, a priori, se nos hace difícil creer a Polibio cuando asegura que los hombres de Escipión recorrieron esta distancia entre siete y diez días y que quizá se trata de un dato distorsionado con intenciones propagandísticas, algo que nos extraña viniendo de este autor. Ello implicaría que o bien, el punto de partida no se correspondía con la desembocadura del Ebro, o bien que la marcha tuvo lugar en un periodo de tiempo mayor. No obstante y en cualquier caso, aún es pronto para formular hipótesis. Muchos otros datos quedan pendientes de estudio y, de momento, poco podemos adelantar.
P: La idea es repetir la marcha en el futuro. ¿Qué cambiará a tenor de la experiencia de este año? ¿Qué mantendrán?
R: Son varios factores los que tendremos que tener en cuenta en las futuras ediciones que pretendemos llevar a cabo. Por un lado, nuestra intención es sustituir los tramos de asfalto por trazados de caminos o pistas forestales. Las actuales carreteras son incompatibles con el calzado de aquella época y tienen una incidencia mayor en las plantas de los pies y en las articulaciones. Además, distorsionan la lectura sobre el desgaste de las tachas metálicas [de las suelas de las cáligas]. Paralelamente, nos gustaría poder ampliar el número de participantes, para incrementar así el atractivo turístico del proyecto y la cantidad de información disponible. También queremos ampliar el discurso didáctico con la implementación de nuevas actividades, más variadas, y la lectura científica con la diversificación de analíticas médicas previas y posteriores. En definitiva, buscamos un mayor impacto tanto a nivel científico como turístico. Todo ello dependerá, obviamente, de la cantidad de apoyos económicos que recibamos por parte de las administraciones públicas. Lo que consideramos como elemento innegociable es el rigor histórico y el respecto hacia la documentación arqueológica.
P: Los interesados en conocer más sobre la Via Scipionis, ¿dónde pueden informarse? ¿A quién dirigirse?
R: Cualquier persona interesada en la Via Scipionis puede informarse en nuestro perfil de Facebook, en nuestro blog o en la cuenta de Twitter de Via Scipionis. También pueden acceder a través de la página web de la empresa Artífex, crpa, organizadora de este proyecto. En todos estos sitios podrán acceder a fotografías, documentación, novedades, noticias, enlaces y todo lo relacionado con el proyecto.
P: No es habitual encontrarse a un contubernio de romanos en marcha, mientras conducimos hacia la playa. ¿Alguna anécdota de estos días de marcha?
Efectivamente, se trata de una imagen poco habitual y obviamente, hemos despertado el interés y la curiosidad de muchas de las personas con las que nos hemos cruzado. Nos han llamado “indios”, “tortugas ninja”, “griegos” mientras nos miraban con expresiones de asombro e incredulidad. La anécdota más divertida y extraordinaria fue la bienvenida que nos habían preparado en la pequeña población de Torre d’en Lloris, cerca de Algemesí, pues todos los habitantes salieron a recibirnos y saludarnos como héroes. Nos habían preparado un verdadero banquete con alimentos de la época en medio de la carretera y todos querían fotografiarse con nosotros. En ese momento no pudimos evitar pensar en la entrañable escena de la película “Bienvenido Mr. Marshal” de Berlanga, pues la situación nos pareció idéntica.
armaron algun diezmado de tropas?
ResponderEliminarEsta vez no ;)
EliminarHubo alguno que se perdió alguna jornada por lesión, pero la expedición coronó la aventura con éxito.