Nuestro viaje a las temas sobre la antigüedad clásica que se pueden encontrar en las publicaciones de este mes empieza y acaba en Historia National Geocraphic. Y no porque no haya rebuscado entre las diferentes revistas hasta que el quiosquero se hartó de mirarme mal, sino porque las demás parecen haber olvidado que existió un mundo civilizado, brillante y en ocasiones terrible, anterior a la Edad Media y a las naciones que surgieron de ella.
Para empezar Diocleciano se retira tras veinte años de reinado. El hombre que salvó el imperio en el campo de batalla e inició una serie de reformas que pondrían la semilla de su división entre oriente y occidente, abdicó y se marchó a su palacio de Split. De inmediato sus sucesores se lanzaron a la guerra para acaparar el poder, y toda su obra se derrumbó.
Persépolis, la gran capital fundada por Darío I para demostrar al mundo la grandeza del imperio que había creado. Sus magníficos palacios, templos y avenidas desaparecerían, apenas dos siglos después, de la mano de otro conquistador: Alejandro.
Sagunto, muerte antes que rendición. La ciudad mediterránea, clavada como una cuña en el costado del imperio cartaginés en Hispania, esperó hasta el último momento el socorro de una Roma cuyo senado, quizás, prefirió usar su inmolación como casus belli con el que inflamar el ánimo de sus ciudadanos, más interesados en luchar contra la creciente corrupción y desigualdad que en emprender otra sangrienta guerra exterior.
La astrología en el mundo antiguo. Aunque ahora nos parecería extraño ver a Stephen Hawkings prediciendo el futuro y hablando sobre los dioses (eeeeh… ¿o no?) originalmente no hubo diferencia entre astrología y astronomía. Si nuestros antepasados empezaron a mirar al cielo fue únicamente para tratar de descubrir, estudiando lo que en él sucedía, qué nos tenían preparado los dioses. Pero no os hagáis ilusiones; sus predicciones eran, igual que las actuales, admirables ejercicios retóricos de la vaguedad y la imprecisión, de forma que, pasase lo que pasase, nadie pudiera decir nunca que se habían equivocado. Hubo un caso, incluso, en el que un astrólogo se hizo famoso realizando horóscopos al revés; es decir, elaborando la carta astral de personas famosas ya fallecidas, explicando como la posición de los planetas hacía inevitable que les sucedieran tales y cuales cosas en la vida y murieran de tal o cual forma. Creo que así acierto hasta yo.
Y por último está a punto de salir un número especial sobre la vida cotidiana en Egipto, Grecia y Roma, que yo, desde luego, no pienso perderme.
Disfrutar leyendo.
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