Raquel Martín |
P: ¿Cuáles son los antecedentes de las tablillas de maldiciones romanas (defixiones) en culturas anteriores? ¿Hay algún rasgo propio de las tablillas romanas?
R: Cuando preguntas por "maldiciones romanas" entiendo que preguntas por "maldiciones escritas en latín", ya que, al menos desde mi punto de vista, también son "maldiciones romanas" las que aparecen escritas en griego en época imperial romana.
Ciñéndonos pues a esa definición, maldiciones escritas en latín, el antecedente inmediato son las tablillas de maldición griegas, con ejemplos que podemos remontar al siglo VI-V a. C., escritas en lengua griega y que, materialmente, son idénticas a las romanas. Por ejemplo, son textos de carácter agresivo, con un gran componente de rivalidad entre sujetos, y escritos mayoritariamente en plomo.
Esta última afirmación contesta también la segunda pregunta. No parece haber un rasgo distintivo de las tablillas romanas aparte de la lengua en que están escritas. Podría decirse que la fijación del texto escrito por un clavo tras ser doblado es un desarrollo posterior propio de maldiciones más tardías, pero en época romana siguen apareciendo defixiones sin agujeros que nos indiquen que fuera atravesada. Los manuales de magia de época romana (los papiros griegos mágicos) también hablan más en sus instrucciones de plegar los textos que de atravesarlos.
P: Las tablillas más conocidas son inglesas, quizá porque allí el estudio de estos materiales está más avanzado. ¿Hay ejemplos representativos de estas maldiciones en la Península Ibérica?
R: Las tablillas encontradas en las termas de Bath son muy famosas especialmente porque su elevado número, ya que no es fácil encontrar tantas maldiciones en latín en territorios tan norteños. Sin embargo, su contenido responde más a lo que se suele llamar "judicial prayer" que a maldiciones en sentido estricto. En su gran mayoría son peticiones a los dioses de restitución de un objeto robado o venganza contra un ladrón.
En cuanto al territorio de la Península Ibérica sí se han encontrado maldiciones en Córdoba, Sagunto, Málaga, Sevilla o Jaén por poner algunos ejemplos. Existe, desde mi punto de vista una especialmente interesante, ya que presenta un texto bilingüe en griego/latín escrita en formato circular hallada Cuenca.
P: Las maldiciones se extienden al periodo cristiano. Las diferencias entre las maldiciones de tiempos del paganismo y las del cristianismo, ¿son puramente formales (lenguaje, tono...) o hay diferencias más profundas?
R: En cuanto a su temática y estructura cambian un poco, como es natural, debido sobre todo al cambio de dioses y los problemas que aquejan a los hombres en uno y otro contexto. De todas formas, y como suelo advertir, saber si una maldición es pagana o cristiana a veces no es tan fácil y a menudo nos encontramos ante graves problemas de distinción e interpretación.
P: Usted ha estudiado las prácticas mágicas en la Antigüedad. ¿Hasta qué periodo ha estudiado las tablillas de maldición? ¿Cuánto tiempo perdura esa práctica, más o menos extendida, con las características que le eran propias en Roma?
R: Las tablillas de maldición por las que me interesado mayoritariamente son las maldiciones escritas en griego datadas en nuestra era, llegando hasta el siglo IV d. C. más o menos, si bien también he estudiado las maldiciones escritas en copto que llegan a fechas como el siglo VIII d. C. Yo diría que prácticas de este tipo se extienden hasta nuestros días con sus normales cambios y adaptaciones, si bien las escritas en plomo, enrolladas y depositadas en lugares liminares (que son las características más propias de los antiguos textos) dejan de ser la mayoría en torno al siglo VI d. C. Sin embargo, esto no es sinónimo de desaparición, pues encontramos ejemplos muy similares, por ejemplo, en Inglaterra en el siglo XVIII. En ocasiones la falta de evidencias materiales debidas a la fortuna arqueológica está en la base de afirmaciones como ésta, de la que nos tendríamos que desdecir si aparecen mañana nuevos testimonios.
P: Las tablillas de maldición son sólo una parte de las prácticas mágicas de la Antigua Roma. ¿Qué otras prácticas se han atestiguado documental y arqueológicamente? ¿Cuáles eran las más extendidas?
R: Es difícil contestar esta pregunta. Prácticas mágicas de la Antigua Roma podrían considerarse todas aquellas que aparecen documentadas en la literatura y en los libros de magia conservados en papiro: filtros amorosos, curaciones mágicas, juegos de ilusionismo, animación de estatuas, necromancia, adivinación de todo tipo.... Arqueológicamente sólo hallamos evidencias, como es normal, de aquellas prácticas mágicas que dejan un artefacto que perdura en el tiempo. Por ejemplo podíamos contar entre una práctica "mágica" que deja evidencias materiales el uso de amuletos, principalmente curativos y preventivos, de los que hay multitud de ejemplos. Sin embargo aquí entraríamos en la discusión de si tales amuletos son considerados magia o medicina, un debate largo y complicado...
P: Los hechizos y sortilegios solían hacerse para perjudicar a un rival o conseguir un deseo. A tenor de lo encontrado y de las fuentes escritas, ¿se puede colegir cuáles eran las principales razones para recurrir a la magia?
R: En lo que se refiere a las maldiciones los tipos más comunes son: maldiciones amorosas, que tienen como objetivo conseguir a un hombre o a una mujer que se desea, las maldiciones judiciales, que tienen como objetivo ganar un juicio contra un contrincante, las maldiciones comerciales, que tienen como objetivo arruinar el negocio o la empresa de otra persona, las maldiciones agonísticas, que tienen como objetivo que el rival de una competición pierda, y las maldiciones contra ladrones (un tipo especial de textos) que tiene como objetivo que el objeto robado sea restituido a su dueño o que sufra el ladrón la ira de la divinidad.
P: Hoy en día, la magia se asocia a superchería y superstición, por más que haya gente desesperada o desahuciada que siga recurriendo a ella para solucionar sus problemas. Quizá debido al espíritu científico, estas creencias son vistas como propias de gente si educación. En la antigua Roma, ¿la situación era diferente? ¿Qué peso tenía la magia en la vida cotidiana?
R: Resulta también difícil contestar esta pregunta debido a que las fuentes que conservamos son claramente sesgadas al respecto, como es normal por otra parte. Desde mi punto de vista la magia no debe verse como algo propio de gente de baja extracción en estos períodos históricos en que nos movemos. Por ejemplo, gracias a Tácito sabemos del gran temor que sufría Germánico a ser encantado y maldito a través de defixiones o filtros mágicos. También sabemos de las acusaciones por magia a filósofos ilustrados que difícilmente podemos asociar con clases más populares. Por otras fuentes sabemos que magos egipcios y de otras tierras eran invitados a simposios para entretenimiento del público que, normalmente, eran de un estatus social elevado... La magia parece que era algo conocido, se sabía que existía, se recurría a ella si hacía falta, y se legislaba continuamente contra ella, siempre englobando en el gran cajón de sastre que es la "magia" unas u otras prácticas dependiendo de la cronología y otros factores como la religión imperante o el área geográfica.
P: En la actualidad, el imaginario colectivo tiene una imagen estereotipada de brujas y hechiceros (escobas voladoras, bolas de cristal, pócimas de elaboración exótica...). ¿Qué parte de esa imagen proviene de la Antigüedad?
R: Toda la imagen que actualmente tenemos de "magia" viene mediatizada por el Cristianismo y la Edad Media. Sin embargo, parte de lo que asociamos a magia en ese sentido aparecen en los textos mágicos de época romana. Por ejemplo el término "abracadabra", las pócimas con ingredientes exóticos y sólo conocidos por los magos, la recogida de plantas y raíces en determinados momentos de la noche o el día y los encantamientos asociados a su recolección, o prácticas de execración cercanas al vudú.
P: Pese a la prohibición de ciertas prácticas mágicas (como el mal de ojo o los filtros) bajo severas penas, hubo personajes como Locusta que prestaron servicios a la casa imperial. ¿Hubo algún momento en el que la magia floreciese (control menos severo o incluso patrocinio de estas prácticas)?
R: Resulta curioso que siempre se legisle contra la magia, lo que sinónimo por una parte de que no desaparece y por otra, probablemente, de que "qué es magia" cambia a lo largo de los siglos y entran en esta categoría unas actividades u otras. La "magia" ha existido y existirá siempre en relación y, en parte, en oposición, a la religión que impere en un momento determinado o los poderes políticos.
P: Hablando de Locusta, de la que sabemos que era gala: ¿existían en el Imperio Romano pueblos o regiones asociados con la magia?
En época romana (también en época griega) son los magos persas o los magos egipcios los que mayor fama tienen.
PARA SABER MÁS:
En general:
- D.Collins, Magic in the Ancient Greek World. Malden, MA, 2008.
- M. Dickie, Magic and Magicians in the Greco-Roman World, New York, 2001.
- Ch. A. Faraone - D. Obbink (eds.), Magika Hiera. Ancient Greek Magic and Religion, Oxford, 1991.
- F. Graf, Magic in the Ancient World, Harvard, 1997.
En aspectos particulares:
- Maldiciones: J. G. Gager, Curse Tablets and Binding Spells from the Ancient World, New York-Oxford, 1992.
- Adivinación: S. I. Johnston, Ancient Greek Divination, Malden, MA - Oxford, 2008.
- Magia amorosa: Ch. A. Faraone, Ancient Greek Love Magic, Cambridge MA, 1999.
- Papiros griegos mágicos: La traducción de los textos al castellano de J. L. Calvo Martínez - Mª. D. Sánchez Romero, Textos de magia en papiros Griegos, Madrid, 1987.
- Magia en Roma: R. Gordon - F. Marco Simón (eds.), Magical Practice in the Latin West, Leiden, 2005
Gracias por este articulo. Lembro o exemplar fantástico de Alcácer do Sal.
ResponderEliminarInteressante artigo! obrigada por o partilhar!
ResponderEliminar¡Obrigado! :)
ResponderEliminar¡Enhorabuena a a Raquel Martín y a TABVLA por tocar un tema tan especializado con tanta claridad!
ResponderEliminarGracias por tus palabras, José-Domingo. Intentamos construir el marco para que los conocimientos de los expertos sean más visibles.
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