martes, 8 de junio de 2021

Imperator: Rome

 


 En abril del 2019 la empresa de juegos Paradox, famosa por sus juegos de estrategia y simulación, lanzó un juego que publicitaron como uno de sus mejores productos hasta la fecha. Un juego de gran estrategia en la Antigüedad, el “Imperator: Rome”.

 Llevaban meses calentando al personal con avances y bonitos vídeos sobre las posibilidades de su nueva obra. La expectación era máxima entre la enorme comunidad de seguidores de esta empresa sueca;  líder en este género de entretenimientos digitales y con fama de crear juegos de temática histórica complejos, inteligentes, bellos, detallistas, pero a la vez divertidos.

 

 Sin embargo, a los pocos días de su lanzamiento, ya era uno de sus mayores fracasos, porque intentaron llevar a su máxima expresión la filosofía de sacar un esqueleto al que luego añadirle la mayoría del contenido vendiendo expansiones a plazos… y se pasaron tres pueblos.

Al principio, promete ser muy detallado

 El Imperator resultó un juego vacío, bonito de ver y muy malo de jugar, apenas un esqueleto, un andamio, que presagiaba infinidad de añadidos de pago para completarse a costa de los sufridos jugadores, los cuales se vieron engañados y estallaron en las redes.  Hubo una crítica masiva y total. El juego fue vapuleado, despreciado y Paradox machacado en todo medio. Desde aquella, se pasaron dos años añadiendo gratis lo que faltaba al juego, excepto dos pequeñas expansiones de pago, que no son necesarias para disfrutarlo. Se agradece que no lo olvidaran en un cajón e intentarán arreglar su mala política de lanzamiento.

 
Con un bello mapa del Mediterráneo

 Sin embargo, en el mes de abril de 2021 anunciaron que el equipo que llevaba el proyecto se deshacía y pasaba a otras tareas, aunque seguirían dando soporte al juego en el futuro. Esto, en lenguaje diplomático de videojuegos, significa que se acabó lo que se daba. Ya no se continuará en su mejora y expansiones. Al final, no pudo quitarse la fama de juego maldito.

  ¿Pero qué tal está ahora?, ¿Imperator: Rome levantó cabeza con el tiempo y ha quedado un juego digno?

 Cuestión de gustos. El juego ya está marcado socialmente con la etiqueta de fracaso, pero no es malo en general, ya tiene mucho contenido y si te gusta la Antigüedad lo puedes disfrutar.

Una legión disfrutando de la campiña italiana

 Por desgracia no es una joya como sus parientes Crusader Kings y Europa Universalis. Es un intento de juntar ambos en un solo juego, que, como muchas mezclas, ha quedado diluido en un producto sin sabor. Ni es un juego de dinastías familiares ni tampoco un juego de gobiernos estatales. Es una cosa intermedia, ni fu ni fa, que no engancha lo mismo y confunde bastante.

Hispania... un poco agitada

 Puedes llevar una república, tribu o una monarquía de la época; hay cientos de reinos y los personajes dentro de cada uno son miles, con sus intrigas y decisiones a tomar, aunque en un grado muy inferior al Crusader Kings. No llegan a ser personajes completos con los que te puedes encariñar y seguir su historia. Falta una pizca de culebrón e independencia en sus vidas, lo que llamamos aventura y albedrío.

Parece una dinastía del Crusader Kings, pero la vista engaña

 Los diferentes reinos y pueblos están diferenciados, al menos los principales, y tienen su propio árbol de misiones a seguir, que no es algo obligatorio pero si recomendable. Hay comercio, construcción, gestión de población, culto religioso, tecnologías, objetos sagrados, y hasta la posibilidad de diseñar y construir maravillas. Pero realmente muchas cosa no parecen influir mucho en el juego y están como adorno, si quieres las usas o si no las miras avanzar. La mayoría solo aumenta o disminuye ciertos porcentajes.

Árbol de tecnologías, esta parte no está nada mal.

 En el plano militar puedes construir ejércitos profesionales (legiones), que tendrán su propio currículo y condecoraciones, o levas de ciudadanos, que son más baratas y simples. Pero la variedad de unidades militares es escasa y muy general. La inmersión es nula cuando ves reyes macedonios dirigiendo legiones.

Dos ejércitos ganándose el pan

 La diplomacia está más currada, con muchas variantes a escoger, ya que es un apartado que Paradox siempre ha mimado en sus juegos.

  En general, la idea que surge del juego es que destaca por su belleza formal, pero no es tan interesante en sus mecánicas como desea un aficionado a la gran estrategia política y económica o un aficionado a la intriga dinástica y familiar. Hay una sensación general de que le falta algo más, que nunca llega, que la complejidad es relativa, hueca, dentro de tanta opción, y la amalgama entre lo dinástico y lo estatal no cuaja, pese a las continuas mejoras que ha recibido durante dos años. Pero es que un esqueleto se puede rellenar de carne, pero no cambiar su ensamblaje.

Pueden surgir eventos divertidos 

 Quizá es que, a veces, el término medio entre dos opciones no es una buena elección, por mucho que lo diga Aristóteles.


Os dejamos con el vídeo de una partida: 



No hay comentarios:

Publicar un comentario