lunes, 29 de octubre de 2012

José María Blázquez: "Quizá el conocimiento general de la Historia es poco profundo, pero se ha democratizado"

El blog Tabula comenzó su andadura con la entrevista de un personaje de altura como José María Blázquez. Completamos la entrevista que publicamos en su día, con las reflexiones del profesor respecto al estudio de la Historia y a la arqueología moderna.


P: Usted comenzó su carrera profesional a la sombra de las grandes figuras de la Arqueología española del siglo XX. ¿Cómo ha evolucionado esta disciplina desde que está en activo?
R: Ha cambiado radicalmente, como la sociedad. La Arqueología clásica de Bellido o Blanco Freijeiro sigue viva en figuras como Pilar León, de formación alemana, o Trinidad Nogales. Pero junto a esta vertiente próxima a la antigua tradición ha surgido una Arqueología que se fija en elementos de tipo etnológico y en las relaciones comerciales y culturales. Me interesan esas aproximaciones y, de hecho, estoy investigando con ellas las relaciones entre España y Oriente.

P: ¿Qué está estudiando ahora?
R: Estoy trabajando en los monjes del siglo VI y su impacto en la sociedad. Una de las facetas consiste en comparar las representaciones de la Kaaba y Medina, aparecidas en el arte otomano, iraní, egipcio y tunecino, con las descripciones recogidas en los libros de viaje. Me interesa la figura de Mahoma, que es un hombre del Bajo Imperio. No en vano, la Meca era un centro comercial que suministraba objetos de lujo al mundo sasánida y al bizantino. Por esta ciudad pasaba el comercio procedente de Somalia y el Pacífico, camino de Siria.

P: Este interés por el Bajo Imperio, tradicionalmente asociado a una noción de decadencia, ¿le permite entender mejor la situación de crisis actual?
R: Muchas personas me hacen esa pregunta últimamente y a todas les tengo que decir que no soy el Oráculo de Delfos. No tengo las claves para saber por qué estamos así y cómo podemos salir.

P: ¿Podríamos hacer algún paralelismo?
R: Hace poco di una conferencia acerca del Bajo Imperio en la que reflexionaba sobre si esta época podía aportar alguna luz al panorama actual, dado que existe la sensación de que aquel periodo fue el fin de la Antigüedad. Y es verdad. Pero el Bajo Imperio tiene sus diferencias respecto a la actualidad. La estructura económica basada en los latifundios no se parece nada a la nuestra. En lo que sí se parece, en cambio, es en la metamorfosis de la cultura. Desde el Mundo Antiguo se vienen sucediendo cortes radicales que suponen un borrón y cuenta nueva. Así sucedió en el paso del Paleolítico al Neolítico, en la aparición de las grandes teocracias y las ciudades-estado, en el reinado de Augusto y en las reformas de Diocleciano y Constantino.
Mi tesis es que ahora se ha producido un corte radical en la religión. La gente ha perdido la sensibilidad religiosa. No es que no sean religiosos, sino que ya no tienen la sensibilidad para el tipo de religión que les han enseñado sus mayores. En el arte pasa más o menos lo mismo.
En lo económico, no dependemos ya de los latifundios. Tampoco veremos cosas parecidas al cierre de minas que se produjo con los Severos debido a la devaluación del denario y los precios, cuando las explotaciones operativas dejaron de ser interesantes en favor de las de Tracia. En el apartado filosófico, el Bajo Imperio tuvo el neoplatonismo, pero hoy no tenemos intelectuales de altura.

P: Usted, que estudió Filología Clásica, ¿qué opina de los que dicen que las Humanidades son poco productivas?
R: El estudio de las Humanidades no se justifica en un mundo materialista que mide todo en función del rendimiento. No tendrá sentido mientras los estudiosos no saquemos la problemática del Mundo Antiguo a la calle y mostremos a la gente la necesidad de conocer aquellas realidades para extraer enseñanzas de lo ocurrido.

P: ¿Cuál sería el camino adecuado para lograrlo?
R: Me parece que es bueno saber enfocar problemas de la Antigüedad desde un prisma moderno. El ascetismo del Bajo Imperio preocupa a pocas personas, pero en cambio sí puede resultar más interesante el papel social que en aquel momento jugaban los monjes. Me parece que Gonzalo Bravo está haciendo una gran labor a la hora de buscar temas del Mundo Antiguo que interesen en la época actual. Ese es el camino que tiene que seguir la divulgación hoy en día.

P: Hay quien piensa que se corre el riego de banalizar la Historia.
R: El interés por la cultura se ha generalizado. Quizá el conocimiento es poco profundo, pero se ha democratizado. Eso es lo bueno del mundo moderno.

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