martes, 8 de febrero de 2022

Francesc Sánchez, in memoriam

Por David P. Sandoval

Hay una edad a la que empiezas a perder amigos. No por bodas, hijos o viajes a otras partes. No. Porque mueren. Yo ya he pasado por muertes familiares bien pronto, pero de mis amigos cercanos, de momento, ninguno. Hasta hace poco.
 
A Francesc le conocí hace casi 20 años. Se había apuntado a esa cosa de Nova Roma-Hispania Romana con ganas, ilusión, interés. En un viaje a Barcelona quedé con él. Habíamos hablado mucho por correo electrónico y el grupo de la asociación. Me hacía ilusión conocerle, porque tenía muchas ganas de hacer, de hablar (le encantaba hablar, era un torbellino, encadenando una idea y otra) y además parecía, como casi todo el mundo que se mete a esa locura de la recreación histórica, muy interesante. Y lo era.
 
Quedamos, se apuntó otro buen amigo, Jordi, y nos llevó a comer a un sitio elegante y muy currado. Le pregunté en broma si eso era un soborno para hacer un evento en Sabadell, que él tenía en mente. Yo no necesitaba sobornos. Me encantaba la idea, ese proyecto llamado Renovatio Arragonis.
 

El proyecto salió, claro. 
 
Su empuje, su capacidad de trabajo y su encanto personal, lleno de alegría, pícara e inteligente, nos contagió. Incluso cuando algunos en aquella época recelaron de ir porque les parecía un nacionalista catalán de esos malos. Estúpidos hay en todas partes, claro está. El evento fue una maravilla. Una que queda en el recuerdo de los que participamos. Y de los que lo vieron. Francesc lo había conseguido. Fue un triunfo merecido para él.
 
Los años pasaron y hablamos de muchas, muchas cosas: de baloncesto, política, mujeres, derecho... Y Roma. Siempre Roma. 
 
Me encantaba su arrebato por por Egipto, Roma, la literatura... Francesc era activo, un torbellino. Me sentía cómodo con él y en los diferentes eventos recreacionistas de Sant Boi que hicimos. Sus guiones, su preparación y su saber organizar eran fundamentales.
 
Disfruté de todas nuestras conversaciones, ya fueran en persona o por teléfono. A partir de 2013, al nacer mi hijo, me costaba más hablar por teléfono, viajar. Pero disfrutaba leyéndole en su blog, lleno de artículos buenísimos y que entroncaban con su participación en aquel proyecto al que aún tengo cariño, Stilus. Él, con Roberto, hizo de esa revista digital una referencia en el mundillo. Y luego, en su blog de Arraona Romana, continuó con artículos y apadrinando a escritores de novela histórica. Era una gozada leer un artículo nuevo. 
 
Se sorprendió cuando publiqué mi primera novela y ésta no era ni de romanos ni histórica al uso. Pero la disfrutó, reseñó y comentó conmigo. Me sentí agradecido, claro. Y me pidió, siempre que podía, que escribiera una de romanos, que él se metía a editor incluso. Bromeábamos, reíamos, disfrutábamos...
La pandemia cortó un poco el contacto. Pero él era incansable. Se adaptó e hizo varias cosas de manera digital, organizándonos por Zoom o Meet. Y seguía, seguía... Hasta que no pudo seguir. 
 

Un día, de pronto, me dijo que tenía una biopsia. Ya llevaba tiempo mal. Y no pintaba bien. Cuando me lo dijo, mi primer instinto fue comprar un billete del AVE para ir a verle. Sorprendido, me pidió que le dejara arreglar las cosas, el despacho, el trabajo, los temas personales... Comprendí también que no quería que le viera desmejorado, la quimio, el cansancio, el agotamiento y la extenuación que provoca el tratamiento. Quedamos que, cuando él lo viera más claro, iría.
 
El 8 de enero me enteré de su muerte. Por esperado, no deja de doler. Los años, las conversaciones, la voz, las risas, la inteligencia... Todo eso queda, se acumula en otro manto de la memoria que calienta y alberga la experiencia de la vida. Francesc estará en el recuerdo de muchos, por numerosos motivos. Yo comparto algunos aquí, porque es mi manera de recordarle y darle un mínimo homenaje.

Hasta la vista, Francesc. Espero que el barquero te lleve a un buen sitio. Tu recuerdo no se irá. Y ya sabemos cuánto importa a los romanos ser recordados.
 
Vale, amice.

2 comentarios:

  1. Hace unos años que sigo su Blog y nunca antes comenté...
    Pero esta entrada es conmovedora.
    Que persona tan genial fue su amigo Francesc sin duda los Dioses lo han recibido bien.

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  2. Muchas gracias. Fue una gran persona a la que echamos mucho de menos.

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