martes, 29 de julio de 2014

Marco Manlio Capitolino, o los peligros de ser un héroe I (2)


(Viene de:"Marco Manlio Capitolino, o los peligros de ser un héroe I")

Lejos de colaborar facilitando créditos a bajo interés, los patricios se aprovecharon de la situación, obligando a sus conciudadanos a aceptar condiciones de auténtica usura. Aquellos que no podían pagar eran de inmediato vendidos como esclavos. Marco Manlio, que pertenecía a una de las gens patricias más poderosas y de más rancio abolengo (el cognomen Capitolino no procedía de su hazaña defensiva, como creen algunos, lo ostentaba desde antiguo la familia por tener su residencia en la propia colina del Capitolio) había sido hasta entonces un decidido partidario de su clase, e incluso fue nombrado interrex en el año 387 a. C. Su conversión a la causa plebeya estuvo provocada, según la versión oficial, que recoge Livio, por su orgullo desmedido, al considerar que sus colegas patricios no valoraban suficientemente su “heroicidad”. Una cosa que me encanta de Tito Livio es que, junto a la versión oficial a la que se adhiere siempre de la forma más grandilocuente, desliza los datos que permiten cuestionarla. 

martes, 22 de julio de 2014

Marco Manlio Capitolino, o los peligros de ser un héroe I.

 En este tiempo en que vivimos, cuando incluso ser post-moderno esta anticuado, los superhéroes han dejado de ser tipos simplotes, encantados de sacrificar su existencia para ayudar a una modélica ciudadanía que agradece su desinteresado esfuerzo besando el suelo que pisan (o sobrevuelan), para convertirse en personajes oscuros, torturados por dudas metafísicas, a los que sus convecinos miran con una mal disimulada desconfianza cuando no con abierta hostilidad. (Quien se habrá creído, aquí el de la capita, que es. Así, con super-poderes, cualquiera. Menudo fantasmón anda hecho el andoba. Y hay que ver la que lía cada vez que se pone a ayudar a alguien, o lo que sea que haga de verdad, que no me fio yo un pelo, tanta bondad y tanto musculito atiborrado de esteroides). Pero esto, como casi nada, no es nuevo. Si los españoles procuramos enterrar a nuestros héroes primero en fosas comunes y luego en el olvido, los ingleses tras amargarles la vida levantan grandes monumentos en su honor… después de muertos, y los yanquis tergiversan de tal forma sus hazañas que terminan fagocitados por sus personajes cinematográficos; los griegos y los romanos, civilizados, democráticos y amantes de las leyes, preferían inventarse cargos en su contra y someterlos a humillantes procesos judiciales, dando así a sus resentidos conciudadanos la oportunidad de descargar toda la envidia y el rencor acumulado en contra de sus salvadores, que en el mejor de los casos terminaban abandonado su patria… y en el peor este mundo. Ya lo decía mi padre: "No puede odiarme tanto, no le he hecho ningún favor".Milcíades, Temístocles, Pausanias, Coriolano o Escipión, son solo alguno de los ejemplos más notorios de esta extendidísima afición de nuestros antepasados clásicos.Y, aunque menos conocido, especialmente paradigmático resulta el caso de Marco Manlio Capitolino.

martes, 8 de julio de 2014

Revistas de historia: julio de 2014.



Lo más destacado que hemos encontrado este mes en las revistas de historia sobre Roma y el Mundo Antiguo se concentra, de nuevo, en Historia National Geographic.

Comienza con un descubrimiento que une a su indudable importancia algo de simbólico: al norte de París se han encontrado los restos del mayor templo romano de la Galia, ocultos bajo un campo de futbol. 

jueves, 3 de julio de 2014

Tablillas de maldición: el mal de ojo viaja sobre plomo

Raquel Martín
El orfismo y la magia fueron objeto de análisis en la tesis doctoral de Raquel Martín. Ambos temas han estado muy presentes en la labor posterior de esta investigadora, que actualmente imparte clases en la Universidad San Dámaso. Nos adentramos en los asuntos esotéricos de su mano con la esperanza de evitar maldiciones, dado que hablamos con ella de las tablillas sobre las que los romanos (entre otros) escribieron los peores deseos para sus rivales.