Los días 5 y 6 de marzo se celebra en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid) una serie de jornadas sobre las excavaciones en Pompeya, Herculano, Estabia y Oplontis. La iniciativa está organizada por varios jóvenes investigadores, la mayoría de ellos en formación pre-doctoral. Charlamos con Rubén Montoya, uno de los coordinadores de este ciclo de conferencias.
P: ¿Cómo surgió este proyecto?
R: La iniciativa nació gracias a Macarena Calderón Sánchez, filóloga clásica y arqueóloga, actualmente investigadora pre-doctoral en formación en el Departamento de Filología Griega y Lingüística Indoeuropea de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Gracias a la colaboración de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la propia Universidad pone en marcha un proyecto que pretende ser un punto de encuentro entre jóvenes investigadores en formación.
P: ¿Cuál es el planteamiento que articula este proyecto?
R: La mayor parte las iniciativas universitarias realizadas por parte de jóvenes investigadores en nuestro país han consistido en sesiones temáticas específicas en torno a la Antigüedad clásica, pero hasta el momento no se habían realizado unas jornadas centradas en los trabajos de jóvenes investigadores en otras partes del mundo. En concreto, el germen de las jornadas es el “Proyecto Pompeya: ínsula VII, 6. La casa de la Diana Arcaizzante”, dirigido por el José María Luzón Nogué, con la colaboración de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Universidad Complutense de Madrid.
La arqueología vesubiana ha constituido un punto de encuentro común entre las disciplinas de la Historia Antigua, Arqueología y Filología Clásicas desde el siglo XVIII hasta la actualidad. Tras entrar en contacto con estos yacimientos, Macarena concibió la idea de crear en España un punto de encuentro común y actualizado de la actividad científica de jóvenes investigadores en formación en la bahía de Nápoles, por cierto, iniciativa única en España hasta la actualidad en cuanto a sus características.
P: ¿Cómo y cuándo te implicaste en su planteamiento? ¿En qué ha consistido tu papel en ellas?
R: He sido desde el primer momento el coordinador de las jornadas, junto con Sergio España Chamorro, investigador universitario pre-doctoral en formación en el departamento de Ciencias y Técnicas Historiográficas y Arqueología de la UCM.
La preparación de una iniciativa de tal calibre lleva un gran trabajo que se plasma en el programa colgado en la red. Mi labor como coordinador ha consistido en atender a todos los asistentes, informarles e realizar las inscribipciones, además de publicitar las jornadas en las redes sociales. En los últimos días hemos estado trabajando para preparar in situ todo lo que se requiere en una actividad como esta (certificados de asistencia, control de público, sonido, horarios…).
P: La Casa de Diana Arcaizante es, entonces, el nexo de unión de los organizadores.
Efectivamente. Sergio, Macarena y yo hemos colaborado a lo largo de nuestra formación universitaria en el proyecto de la Casa de la Diana Arcaizante y hemos participado en algunas de las campañas de excavación llevadas a cabo. Somos compañeros de excavación y sufridores del panorama científico español.
La Casa de Diana Arcaizante |
P: ¿Qué ofrecen las jornadas a los ponentes?
R: Para los ponentes no sólo supone una oportunidad de comenzar su carrera profesional o dar un paso más en ella. Si de por sí la labor científica es un camino difícil, en la actualidad encontramos grandes obstáculos debido a los recortes que han acabado con proyectos de investigación y becas. Estas jornadas, además, permiten entrar en contacto con compañeros que se encuentran en la misma situación, lo que facilita el intercambio de ideas y el debate. ¿Quién sabe si en el futuro no nacerán nuevas iniciativas al calor de estas jornadas?
P: ¿Qué van a encontrarse los asistentes? ¿Cuál es su reclamo para los que vayan a escuchar las conferencias?
R: Los asistentes, por su parte, encontrarán unas sesiones con las que podrán entrar en contacto con la arqueología vesubiana en el sentido amplio de la palabra. Cuando hablo de sentido amplio no me refiero a conocer en profundidad todos y cada uno de los trabajos llevados a cabo desde el silgo XVIII en la bahía de Nápoles, sino a que el programa de estas jornadas está pensado para que un asistente cualquiera que no ha profundizado en la arqueología vesubiana pueda marcharse sabiendo algo más. Es por ello por lo que cada sesión de ponencias se inicia con charlas de contextualización de la actividad llevada a cabo en cada yacimiento, que sirven de introducción a la exposición posterior de los trabajos de investigación centrados en aspectos muy concretos de dichas ciudades; finalmente, cada sesión de ponencias se cerrará con una reflexión por parte de profesores universitarios. Esta división tripartita, unida a la aportación temática de cada participante, hace de estas jornadas un punto de encuentro actual entre las disciplinas de la Historia Antigua y la Arqueología y Filología Clásicas.
P: ¿Qué hay que hacer para asistir a ellas?
R: Queremos agradecer la buena acogida que ha tenido por parte del público. En tan sólo unas semanas las inscripciones llegaron a más de cien, por lo que hemos tenido que decir a mucha gente debido a las limitaciones de aforo.
P: En el último número de Stilus escribías una carta sobre los difíciles comienzos para los jóvenes investigadores. Háblanos de los tuyos.
R: Aún soy estudiante y me estoy formando. No obstante, desde mi incorporación a la Universidad Complutense he participado en diferentes proyectos e iniciativas que sin duda me han preparado de cara a mi futuro investigador. Los comienzos son difíciles hoy en día, pero un trabajo constante marca la diferencia. Participar en proyectos marca tu colaboración con los siguientes.
En mi caso, el primer proyecto de investigación en el que participé fue en el “Proyecto Pompeya: ínsula VII, 6. La casa de la Diana Arcaizzante”, con el que entré en contacto con el urbanismo de una ciudad romana in situ. En paralelo a este proyecto comencé a participar en el Seminario de Estudios Iconográficos que dirige María Isabel Rodríguez López en la UCM y tras esto me marché a Italia para seguir formándome. Haber realizado prácticas en Pompeya me permitió excavar en el Palatino de Roma con Clementina Panella, además realizar prácticas de materiales cerámicos en Ostia Antica con Gloria Olcese y prácticas de arqueo-espeleología con la asociación Roma Sotterranea, entre otras actividades. A mi vuelta a España me centré en la iniciación a la investigación colaborando con el Departamento de Ciencias y Técnicas Historiográficas y de Arqueología de la UCM, así como en los idiomas.
P: ¿Cuál ha sido la experiencia laboral más gratificante que has tenido? ¿De cuál de ellas estás más satisfecho?
R: Elegir una experiencia no es fácil, pues cada una es única en sí misma. La participación en proyectos hace que descubras hacia dónde quieres enfocar tu carrera profesional. En cada caso puedes entrar en contacto con la Antigüedad, bien a través de la iconografía, bien a través del contacto con materiales cerámicos. Excavar en un yacimiento te permite sentir más de cerca ese pasado que pretendes sacar a la luz, y si hablamos del caso de Pompeya, excavar en aquella ciudad no sólo me permitió sentir más de cerca ese pasado, sino encontrarme cara a cara con la Antigüedad.
P: Como joven investigador apasionado a la Historia, ¿qué otras iniciativas de divulgación (jornadas, conferencias, cursos) ves con más interés? ¿Qué otros proyectos nos recomiendas para estar al día de lo que está pasando en la investigación sobre Roma y la Antigüedad?
R: A pesar de la crisis y el recorte de subvenciones, la pasión de profesionales hace posible que se inicien proyectos. Enumerar todas las iniciativas científicas y divulgativas que merecen la pena sería imposible, pero me gustaría resaltar las jornadas, conferencias y cursos de carácter gratuito que aún hoy en día permanecen en pie. Ante los recortes efectuados, gran parte de las actividades han pasado a realizarse “previo pago”. A lo largo de estos años he visto cómo se han privatizado actividades a las que había acudido gratuitamente.
Si tuviera que aconsejar a alguien para que entrara en contacto con Roma y la Antigüedad, además de decirle que participara en el departamento de su universidad, le recomendaría que siguiera las redes sociales que aún mantienen el rigor científico: en la actualidad son un método bastante efectivo para encontrar iniciativas de calidad, gratuitas y como alternativa a esa “privatización” que en los últimos años ha sufrido el sector de la cultura.
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